Me desperté sobresaltado (y a causa de esto) mi cabeza golpeo bruscamente la estantería de encima de la cama. En consecuencia, el duro golpe me devolvió a la posición original aunque con un ligero cambio de ángulo, el cual fue suficiente para desestabilizarme y conseguir que estampara mi cara contra el suelo de madera, y aunque logre agarrarme al colchón para intentar evitar dicho final, no solo no lo conseguí, sino que además conseguí que éste cayera sobre mi desprotegido costado.
Mi chichón, mi cara dolorida, mi costado golpeado y yo, comenzamos a gatear dirección al armario sin tiempo siquiera para quejarnos. Mientras gateábamos rápidamente, que no sigilosamente; la punta de los dedos de mi mano izquierda rozo lo que intuí era el pie de la guitarra, así que; para no chocarme contra ella, y en la más negra oscuridad, cambie mi dirección; con lo que conseguí golpear los dedos de la otra mano con la parte baja del amplificador. Tal fue el daño, que intente chuparme los dedos para aliviar el dolor, aunque lo único que conseguí fue perder el equilibrio y volver a precipitarme contra el suelo. . . .aunque esta vez, para que mi cara no se volviera golpear contra el suelo, fue mi benévola cabeza la que decidió estamparse contra la puerta del armario.
Magullado, dolorido, jodido o puteado, habrían sido las palabras que hubiera utilizado para describir mi estado. Pero en ese momento la mejor palabra que me definía era angustiado. Angustiado por la terrible pesadilla:¿o quizás no fuera una pesadilla? . . sea como fuere, la duda seguía en mi cabeza martirizándome y tenía que comprobar si era real o no . . . .
Como pude, empuje la puerta corredera del armario y busque en la esquina del fondo una carpeta azul sujeta por una infinidad de gomas. Rápidamente quite la primera goma, con tan mala fortuna; que esta se rompió. Esto provoco que el resto de las gomas salieran disparadas en todas direcciones ocasionando que varias de ellas golpearan mis brazos y mi cara . . .
Con la carpeta en mis manos y ya sin ninguna goma, me di cuenta que la luz continuaba apagada, así que me levante como pude y fui tanteando el aire en dirección al interruptor. Di un paso, otro paso, y al tercer pasito estampe mi pie contra el canto de la puerta, la cual estaba a medio camino de cerrarse o de abrirse, según se mire. El dolor fue (otra vez) tan insoportable que tuve que soltar la carpeta para agarrarme los dedos del pie derecho, no sin antes pulsar con la mano libre el interruptor de la luz y poder ver cómo me golpeaba el codo contra el pupitre de madera y caía de nuevo al suelo.
Tirado en el suelo, de piernas cruzadas, con la mano izquierda en los dedos del pie derecho, con la mano derecha en el codo izquierdo, presionando el costado con los dedos doloridos, y con la cabeza a punto de explotarme . . . me reconforto ver que todo había sido una pesadilla. . .
Al soltar la carpeta (tras golpearme el pie) ésta cayó al suelo y todo su contenido se esparció por la habitación. Y aunque estaba casi inconsciente, pude ver todas las cartas que había recibido en mi vida.
Había cartas de amigos, cartas de amigas, cartas escritas en rojo, en azul, en negro, en verde!, cartas escritas a máquina, a mano, cartas con fotos, cartas con dibujos, cartas de colores, cartas de olores!, cartas dentro de sobres repletos de comentarios, cartas dentro de sobres llenos de pequeños dibujitos que cubrían todo el sobre, cartas de personas de Madrid, de Calpe, de Alicante, de Zaragoza, de New York, de Valencia, de Argentina. . . . .
Por fin recobre la tranquilidad. Y la angustiosa frase “no tienes cartas” desapareció de mi mente. Un segundo después me quede dormido en el suelo con mis cartas.
Besos
Jim
La facilidad que nos ofrecen las nuevas tecnologías para comunicarnos con nuestros amigos están consiguiendo que nos olvidemos de factores mucho más importantes que el mero hecho de comunicarse.
ResponderEliminarHace ya un par de años que no recibo ninguna carta ni ninguna postal . . . en cambio sí que recibo bastantes e-mail de los que antes enviaban cartas; es decir; la comunicación no se ha perdido, pero las formas son muy diferentes . . . no es que sean malas, sino diferentes.
Así pues, desde aquí quiero animar a la gente a que escriba en el anticuado papel y que utilice los anticuados sellos!. No hace falta escribir cartas . . . basta con una simple postal de vez en cuando para hacer sentir especial a la persona que se la envías. Con este anticuado gesto, no solo enviaras un mensaje (como podrías hacer en un e-mail) sino que enviaras una parte de ti:
“Tu esencia en un cartón que el destinatario guardara cuidadosamente para siempre en el cajón y en su corazón”
Un beso
Jim
Aúnque os parezca loco yo soy tan amiga de las cartas de "puño y letra"......, que en momentos que se me ocurren algunas cosas las escribo, aunque sea para mi sola. Las que se escriben de "puño y letra"......, no se comparan con las del correo electrónico pues a traves de una escritura a mano puedes notar hasta el estado de ánimo de la persona que escribe.
ResponderEliminarAunque la tecnología se impone y la inmediatez que nos aporta es una gran ventaja........, sigue siendo un regalo recibir una carta escrita a mano.
La calidez de una carta tardará tiempo en ser superada por la tecnología.
Un besote para todos.
¡Vaya pesadilla Jim! Coincido con Anye en que las cartas manuscritas o mecanoscritas eran más entrañables, porque incluían la espera, la distancia y el deseo de un reencuentro que no siempre era posible. Sin embargo, las nuevas tecnologías lo hacen todo más inmediato y factible, incluso la visión de uno y otro corresponsal. Abrazos
ResponderEliminar¡Cómo nos inspiran "Aquellas otras cartas".Era como recibir abrazos, puse en mi post, cuando escribí sobre ellas. Existía el placer de quien la enviaba en su escritura y la emoción de quien la recibía en la lectura. Placer compartido. Besos.
ResponderEliminarP/D: ¡cuántos golpes te ha costado este post!
Que loco estas JIM, jijijijijiji ¿te ha pasado esto? Pobrecito . . .
ResponderEliminarMuchos besitosssss
Jejeje!!! Que solo es un relato, no es autobiografico!!! y menos mal. . . estoy un poco Loco, pero no es para tanto. . . creo¿?
ResponderEliminarSaludos a todos
Yo recuerdo cartas donde el sobre estaba decorado con monigotes, graffitis, incluso venia dibujado el sello del "JuanCar"..jajaja..
ResponderEliminarQue razón que tienes. Yo todavia guardo en una carpeta las cartas que me enviaban.
ResponderEliminarY... cuando me tocaba escribir a mi.... pues me tiraba horas sobre todo para empezar a escribir. uffff lo que costaba.
Y... cuando resulta q te confundias... pues o bien tachón (y quedaba FATALLLL) pues te tocaba de nuevo a reescribirlo.
PEro... una vez que empiezas a escribir... el resto surge por sí solo.
En cambio... con las cartas via email... pues... si te equivocas... borras y corriges, cambias un parrafo de un lado para otro... jejeje (nos estamos volviendo muy muy comodos)
Muchos besos a todos.
P.D. Jim... ya te estaba viendo yo como te caias y recaias para intentar coger las cartas y encender la dichosa luz. jejejeje.
Que asco de lunes.....brrrrr
ResponderEliminarLa verdad es que sí, todo se ha perdido, la espera esa de mirar el buzón todos los dias porque sabias que una amiga lejana te enviaria cartas, ya no sucede. Era tan entrañable que aun las conservo todas. Sin embargo ahora hay mas facilidades para mantener el contacto, pero esa misma facilidad, nos crea como una rutina y al final resulta que hace mucho tiempo que no hablamos con esa persona... sucede... a mí me sucede.
ResponderEliminarBESAZOS!!
Cómo hecho de menos eso! abrir el buzón y encontrar una carta para mi, y solo para mi, sin que esa correspondencia signifique pagar una factura de la luz, del agua, del coche............
ResponderEliminarqué bonito era recibir cartas de amig@s y qué lejos queda!...
un besazo!
PD. me ha encantado tu post!
muaka!!!
Otra gran entrada... joe Jim... me encanta como escribes... (yo que escribo fatal, jo!).
ResponderEliminarTienes tanta razón... se ha perdido esa costumbre... cuando miro mi carpeta de las "cartas escritas a mano" me hace una ilusión y es una sensación rara... añorable!! Hacia mucha ilusión, pero por desgracia esa costumbre se a perdido, yo solo escrito postales cuando nos vamos de viaje a Roma, Viena, Londres... jeje.
Un besazo para todos